Como todas las mañanas, Mariana se encontraba alimentando a su mascota, un cobayo que vivía libremente en el patio de su casa, le gustaba revolcarse en la tierra y comía toda planta que se le cruzaba por el camino. De repente, Mariana comienza a ver un movimiento por debajo de la tierra que la dejó desconcertada. Mientras intentaba descifrar de que se trataba, su cobayo desapareció. Asustada, sigue a lo que se arrastraba por la tierra y comienza a ver una extraña piel, brillante y con varios colores. Inmediatamente da un gran salto al descubrir que esa piel pertenecía a una serpiente. Sin nada que hacer y con una tristeza enorme Mariana asume que su mascota fue atacada por este reptil. Pero instantes después, comienza a ver movimientos en el cuerpo de la serpiente, su piel comenzaba a retorcerse y desvanecerse. Algo estaba asomándose, no tardo en reconocer que era la cabeza de su cobayo, intacto, como si nunca hubiera estado dentro del reptil, como si nada, comienza a alim...